Filas

 


Todos los días, adonde quiera que vayamos, nos encontramos con que hay una espera, anticipada y descrita por una línea trazada por personas detenidas, y nos preguntamos ¿de dónde sale tanto cabrón?
Pero resulta que somos un cabrón más en esas filas que, con nuestra presencia y nuestra resignada pausa, ponemos nuestro granito de arena en una especie de reloj que cuenta el tiempo antes de llegar a algo que es tan repetitivo que parece el cumplimiento de una sentencia, ya sean las taquillas en el metro, la atención en los negocios, los asuntos burocráticos o la entrada al trabajo.


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