Autodenominado escritor

¿Qué es un escritor?

Yo no soy, ni remotamente, el indicado para desglosar una respuesta convincente o atinada. Esto de la escritura es una consecuencia indirecta de seguir el transcurso de los días que se me han presentado luego de mi nacimiento y eventual crecimiento.

En realidad, yo soy licenciado en algo que causa aversión a las humanidades, a las artes, a las ciencias sociales y naturales (bueno, creo que casi a todo), trabajo como programador de sistemas, tengo una vida doméstica tan convencional y cuadrada que cualquier bohemio artístico sentiría una frunción sumamente ofensiva solo por tomarle prestados sus títulos.

Sin embargo, a lo largo de mi vida he visto que ser escritor también tiene una serie de convenciones, las cuales un aspirante a serlo tiene que adoptarlas sistemáticamente, es decir, ¿han visto a sus amigos (que se creen) escritores o a sus ídolos ídem? Todos actúan como liberados de lo mundano, tienen carácter de únicos y diferentes, buscan vestir elegante a la vez que desparpajado, cantan bajo la lluvia, beben café con whisky, se atavían de etiquetas para preceder a sí mismos, viven entre librerías y estantes y se creen inigualables con solamente poner una cierta mirada al momento de opinar o declamar sobre cualquier cosa.

Es cierto que yo tengo algo de eso, pero espero que, aunque sea con estos escritos, se me quite y me ubique en mi propia realidad. Como mencioné al principio, yo no soy un escritor como tal, no estudié Letras, no leo con tanta regularidad ni tengo una habitación dedicada solamente para una librería en mi vivienda. Yo soy un ciudadano común, mitad esposo, mitad empleado, apenas si tomé un curso de escritura creativa y honestamente no lo terminé gracias a esa media vida de trabajador que ya decía. No obstante, soy algo imaginativo e inquieto para materializar los mundos que han proliferado en mi mente desde que era pequeño, es ahí donde empezó todo esto de ser escritor.

Ciertamente viví entre mis propias ficciones durante muchos años de mi vida y la única forma de salir de ahí la encontré dándoles aterrizaje en cualquier cosa que fuera material de la realidad. Dicho de otro modo, todos esos personajes y sus respectivas historias encontraron su lugar en los textos para así deshacerme de esa inquietud y localizarme en mi propia realidad. Es por eso que suelo creer que llevo una especie de doble vida con esa vida de hombre común y corriente de hogar y oficio, pues mi doble vida deviene en escribir. Así es, considero que mi doble vida es la de escritor y que, gracias a eso, el título universitario que me acredita algo en la vida real lo he visto como un logro subproducto de esa doble vida que, siendo que es la que he llevado más tiempo en mi vida, podría decirse que es la principal.

De esas dos vidas, la que yo considero oficial (aunque por conveniencia y timidez no ando de aquí para allá presumiéndola) es la del hombre imaginativo que, sin querer, tiene modos y manías de escritor y, para que la gente me identifique y conozca con esa vida, me es necesario autodenominarme escritor.

Ya dirá el tiempo y los conocedores si de verdad lo soy.


Firma: Josué Genesi.


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